A la hora de instalar luces LED debes tomar las precauciones habituales como con cualquier dispositivo eléctrico. Evite el agua en todo momento cuando trabaje con electricidad, evite mojarse las manos. Nunca utilice equipos con cables/aislamiento dañados o deshilachados o piezas rotas como enchufes. Si está trabajando en algún tomacorriente, interruptor o receptáculo abierto, apague siempre la red eléctrica. Si hay gente cerca o si tienes un colega cerca, siempre coloca un cartel en el panel de servicio para evitar que alguien encienda el interruptor. Utilice siempre herramientas aisladas mientras trabaja. Esté atento a los equipos energizados; siempre verifique primero que esté desenergizado usando un probador. Siempre verifique cada cable y cubierta metálica con el probador antes de comenzar a trabajar. Si va a trabajar sobre un receptáculo en altura en su edificio utilice una escalera de bambú, madera o fibra de vidrio, evite utilizar una de aluminio o acero. Conozca el código telefónico local. Siempre revise todos sus interruptores de circuito de falla a tierra o GFCI una vez al mes, especialmente en áreas húmedas como baños o cocinas, los GFCI ayudan a evitar riesgos de descargas eléctricas. Si tiene intención de volver a cablear directamente a la red eléctrica, le recomendamos que se ponga en contacto con un electricista cualificado. Evite causar daño a sus ojos mirando directamente a las potentes luces LED. Para la mayoría de los productos LED, mirarlos de cerca a través de una lupa es probablemente el escenario más peligroso, nunca hagas eso. Los LED pueden provocar un efecto de calentamiento térmico en proporción a la densidad de potencia de la radiación, lo que puede provocar daños en los tejidos de la retina. En realidad, los LED son más seguros que la iluminación tradicional, como las lámparas incandescentes, halógenas o fluorescentes. Los LED están protegidos contra problemas relacionados con el calor porque normalmente cuentan con disipadores de calor que lo disipan.